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lunes, 31 de diciembre de 2012

Capítulo 2-Por fin transformada.

Abro los ojos lentamente. Varios médicos pasan por delante mío, observandome detenidamente y apuntado algo en sus cuadernos. Sigo en la cama, tumbada, sin saber nada de mi transformación.
-Vaya, por fin te has despertado-oigo decir a mi izquierda a Miljer. Le miro a los ojos-.¿Quieres verte?-Asiento con la cabeza-.Bien, traer un espejo.
Tres médicos vestidos con batas blancas (algo que me hace sonreír) corren a por un gran espejo. Uno de ellos sonríe y cubre el espejo con una manta, supongo que para darle un poco de sorpresa. Miljer pone los ojos en blanco al ver la manta y suspira. Una leve risa escapa de mi boca, aunque no suena a una risa normal. Antes de poder centrarme en mi risa, los médicos ponen el espejo en frente mío, suben la cama hasta hacer que esté de pie y tiran de la manta.
Soy una tigresa.
Mis ojos parecen salidos de su órbita, ya que la transformación me parece impresionante. Tengo el cuerpo de una persona, dos piernas y dos brazos. Conservo también mis pechos, de modo que deduzco que tendré que seguir utilizando ropa. Tengo el pelo (negro) recogido en una coleta y de el sobresalen dos diminutas orejas. Mi piel es naranja con franjas negras. Me centro en mis ojos. Ojos amarillos de gato. También tengo bigotes. Abro la boca para ver mis dientes. Afilados. Bufó y mis bigotes se erizan. Río. Me gusta. Me doy cuenta de que mi risa está mezclada también con un ronroneo. 
-¿Te gusta?-pregunta Miljer, con una sonrisa.
-Sí-respondo.
-Bajarla. Vístete, cielo, seguro que quieres que Klider vea tu transformación, ¿no?
-Sí, claro-me sueltan de mis ataduras de la cama y bajo por primera vez al suelo. El tacto frío del suelo recorre mi espina dorsal. Tengo algo de pelo en el cuerpo, pero eso no hace que no pase frío. Me meto detrás del biombo y encuentro unos pantalones negros medio rotos y una camiseta color camuflaje. Me los pongo y salgo afuera, y Miljer llama a Klider.
Mi comandante jefe no llega muy tarde, y al verme se queda algo asombrado.
-¡Guau! ¿Eres tú, Paym?-pregunta, con una sonrisa.
-Sí, ¡tengo hasta una cola!-digo, girándome para que me contemple entera.
-Jajajaja, ¡estás genial!
Me sonrojo al oír su comentario, aunque gracias a mi piel de tigre no se nota. 
-Bueno, bueno. De nada, eh-tose Miljer.
-Muchas gracias, Miljer-decimos Klider y yo.
-Nada, nada. Disfruta de tu transformación. Hoy te dejaré descansar, supongo que querrás dormir y enseñarselo a todos, ¿no? Mañana ven sobre las diez, empezaremos con las pruebas y tus nuevas capacidades.
-Perfecto, ¡hasta mañana!-me despido, sonriente.
Al salir del laboratorio, Klider me vuelve a repetir que estoy impresionante y vuelvo a sonrojarme. Klider era, antes de que yo llegara, el más joven. Tiene diecisiete años, y es el rey del vuelo. Es buenísimo pilotando.
-¿Te parece si hago una reunión para enseñarselo a todos?-me pregunta Klider.
-¡Sí! Aunque antes me gustaría probar algunas cosas y contárselo en privado a mi padre.
-Entiendo. Bueno, que descubras muchas cosas y cuando tu quieras, hago la reunión-me guiña un ojo y se marcha.
Camino hacía el ascensor y bajo a la planta diez, donde se sitúa mi habitación. No es gran cosa, solo una cama, un espejo y un baño. Entro despacio y me miro rápidamente en mi espejo. Me observo durante un rato y después empiezo con algunas pruebas. Río. Bufo. Hablo. Intento ronronear, pero no me sale. Me apunto mentalmente que debo preguntárselo a Miljer. La cola se mueve sola.
-¿Paym?-pregunta una voz detrás de mi puerta.
Me levanto sobresaltada. Mi padre. Cojo aire y lo expulso. Mi padre no aprobará mi transformación, sin embargo ya no hay vuelta atrás. Soy una tigresa humana y a mí me encanta serlo. Me miró por última vez en el espejo y sonrío. Abro la puerta y recibo a mi padre.

domingo, 30 de diciembre de 2012

Capítulo 1-Empiezan las modificaciones.

"Antes que nada, Caleb es tan sólo un pseudónimo. En verdad mi nombre es Laura.
Esta historia está totalmente inventada por mí, si se parece alguna otra historia, me encantaría que me lo hicieraís mirar. Mi twitter: @LauraCuCo; Mi e-mail: blablablogger8@gmail.com"

-Supuse que llegaría el momento-respondo. 
Klider asiente con la cabeza y desaparece. Suspiro y me dejo caer en un sillón. Lo sabía, ese tipo de información no escapa de mis conocimientos. ¿Y por qué Klider ha tenido que guardarlo todo este tiempo? Esa pregunta hace que un leve pinchazo rebote en mi pecho. 
Sin embargo, no sé todavía que seré. ¿Un rinoceronte, un oso panda, un Koala? No quiero estar muy modificada, aunque siempre supé que me tocaría. A todo los soldados 'especiales' nos asignan un 'animal'. No somos ni mucho menos especiales, solo los más fuertes. Nos modifican quirúrgicamente y hacen que nos parezcamos a un animal, y siempre uno diferente, nunca el mismo. Lo peor de todo, quizás, sea que no puedes volver a tu forma humana. Siempre serás el animal que te asignen.
He oído que no te ponen anestesía, porque ayuda a reforzar el tratamiento para evolucionar totalmente. Pero no sé que harán conmigo, ya que una cría de quince años no resulta ser muy resistente. 
Conseguí entrar en el equipo de los soldados 'especiales' gracias a mi padre, y a mi oído. Oigo sonidos a varios metros más que una persona normal, y llego a ser muy silenciosa. Mi padre era muy bueno con la pistola, aunque ésta no era una pistola corriente. Cargada de energía nuclear, cargar con ella y respirar su olor durante mucho tiempo, podía matarte. Sin embargo, mi padre tenía una fuerza increíble y una capacidad impresionante de aguantar sin respirar bastante tiempo. Gracias a él y a su magia y juego de palabras, consiguió meterme en el ejército, siendo la primera soldado de quince años.
No he tenido hermanos, y mi madre murió durante mi parto, de modo que he estado con mi padre durante toda mi vida. No sé cuál es la sensación de tener una madre, aunque tampoco creo necesitarla. Solo sé que, por amor, me apartaría del ejército, y eso es lo último que quiero.
-Paym, te toca-avisa Klider, mi comandante jefe.
-Voy-me levanto y me coloco mi camisa verde oscuro y mis pantalones negros. Klider tiene un traje oficial que se basa en una camiseta gris de manga corta y unos pantalones oscuros-.¿Sabes qué seré?
-Ni idea, eso lo decide el médico-responde.
-Estupendo-mascullo.
Pasamos por varias salas de color granate y nos subimos al ascensor. El edificio del ejército contiene dieciocho plantas, en las que la única forma es subir mediante un ascensor muy estrecho. El edificio no tiene ninguna ventana, y respiramos gracias a unos ventiladores especiales. Paramos en la planta dieciseís, a la que no he ido nunca, y nos apeamos del ascensor.
Tras recorrer un pasillo de al menos diez metros de largo, sin ninguna puerta en las paredes, llegamos a una puerta verde claro a la que le acompaña un cartel en el que pone "NO ENTRAR A NO SER QUE QUIERAS SER DERRIBADO. (Sólo acceso permitido)" El cartel me hace reír. Al parecer, los médicos no son muy listos, ni mucho menos hombres de palabras en caso de los avisos.
-Buenas, comandante-dice un médico al ver entrar a Klider. Le observo. No lleva una bata blanca, todo lo contrario: lleva un traje negro con corbata. Le dedico una cara de asco. Prefiero un médico loco, a un médico que parece un payaso con ese traje.
-Hola, Miljer. Te traigo a otro paciente al que modificar.
-¿Esa chiquilla?-Miljer me mira con cara de asombrado y yo le gruño, hasta que deja de mirarme y mira a Klider.
-Sí, Paym.
-Paym, ¿eh? ¿Y cómo has entrado en el ejército, chica?
-Soy realmente impresionante y sirvo más que un hombre de treinta años armado hasta los dientes.
-Y eres modesta, claro que sí-dice Miljer por lo bajo, aunque le oigo-.¿Táctica especial?
-El oído-le sonrió, dándole a saber que le he oído al completo.
-Oh-exclama-.Bien, ¿quieres ser algún animal en especial o prefieres que sea una sorpresa?
-Solo quiero que no me cambie entera, que tenga dos piernas y brazos.
-Perfecto. Entonces, si me haces el favor, deshazte de tu ropa detrás de aquel biombo. Y Klider, ya te puedes ir.
-Sí, Miljer. Ten cuidado, muerde-ríe Klider. Le oigo decir eso último y sonrío. En verdad, muerdo-.Bueno, bueno. ¡Venga, equipo, tenemos a una paciente! Pequeña, te pondremos anestesia ya que me has pedido que no se te cambie entera, ¿no?
-Sí.
-Vale, pues, si te parece, ¿te podrías tumbar en aquella cama? Vamos a empezar.