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miércoles, 2 de enero de 2013

Capítulo 4-Mañana de pruebas.

Alguien golpea la puerta de mi habitación y yo me levanto despacio a abrirla. Encuentro a Miljer sonriente.
-Buenos días, preciosa. Hoy es el día de las pruebas.
-Eh... Ah, sí, es verdad.
Miljer vuelve a sonreír. Le respondo con otra sonrisa y salimos de mi habitación. Recorremos el pasillo y me fijo en que Miljer no ha venido solo, que tiene otro médico a su lado. Es muy mayor, más mayor que Miljer. Deduzco que Miljer debe de tener entre cincuenta años, aunque con sus conocimientos puede haberse operado y parecer más joven.
Subimos al ascensor del final del pasillo y Miljer pulsa el botón de la planta diecisiete. Justo cuando las puertas del ascensor se empiezan a cerrar, oigo a Kilder gritar mi nombre y correr por el pasillo.
-¡PAYM, ESPERA!
-¡Kilder! Miljer, pulsa el botón de abrir puertas, por favor.
Miljer me hace caso y las puertas del ascensor se abren. Kilder llega a los dos minutos, exhausto.
-Hola-dice, jadeando.
-¡Adrián!-le digo, contenta.
-¿Adrián? ¿Quién es ese?
-Eh... ¿He dicho Adrián? Vaya, lo siento, quería decir Kilder, ¡me he confundido!
Kilder se ríe y me pierdo en sus ojos.
Llegamos a la planta diecisiete en unos minutos. El médico (Hugo) ha alabado mi transformación con mucho interés, a acariciado mi piel y se ha puesto a hablar con Miljer. Después, los tres se han puesto a comparme y a volver a decirme que la transformación es maravillosa y que tienen muchas ganas de saber que puedo hacer con mi cuerpo. A esto último, Miljer sonríe, enigmático. Me pongo colorada con todos los comentarios y digo gracias a todo, incluyendo un "¿Te gusta?".
Llegamos a la planta y caminamos por el pasillo, mucho más corto que los otros. Abrimos una puerta y tropiezo con un campo verde, lleno de vitalidad. Nunca he visto un campo así, ni de pequeña. Klider tiene la misma cara que yo, sin embargo, Hugo y Miljer no parecen tan asombrados.
-Bueno, te presento el campo donde haremos tus pruebas, ¿que te parece?-me pregunta Miljer.
Sonrío y asiento, todavía observando todo el campo. 

Al cabo de unas horas, descubro que sé gruñir, reír, hablar y ronronear. La verdad es que todo eso lo sabía, pero Miljer debe repetirlo, para Hugo y para los otros médicos. También sé correr casi como un guepardo y puedo sacar de mis manos-garras uñas muy largas y afiladas. En la prueba del arco fallo un poco, ya que no lo sujeto mucho. Klider se ríe al verme tirar, y nos ponemos a jugar. Le hecho una carrera, y claramente gano. Miljer sonríe al vernos, pero a los pocos minutos me obliga a seguir con las pruebas. Descubro que pierdo la cabeza con los ovillos de lana y eso me hace recordar el comentario de mi padre.
-Bien, bien. Has pasado muy bien las pruebas, para ser la primera vez. Ya veremos que podemos hacer con tu cola-me dice Miljer.
Bajamos a comer, estofado. Suspiro al verlo, no me encanta. Klider sonríe e intenta colarme un poco de su estofado, pero le pillo. Miljer comenta con Hugo sobre las pruebas y alguna vez que otra les oigo hablar sobre que el enemigo también sabe transformar. Gruño con ese dato, ya que nosotros éramos los únicos, por ahora, y teníamos algo de ventaja. 
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Sé que lo que os voy a decir no os va a gustar nada, NADA, pero lo tengo que hacer. La historia acaba aquí, por ahora. La voy a escribir en Oppen Office para saber cuánto me va a ocupar y quizás suba alguna después. Sara, Irene, Celia, Lara, muchas gracias por seguirme y comentarme. En serio, sin vosotras no hubiera seguido seguro. Ahora mismo, Irene pondrá los ojos en blanco y dirá "Ya está, otra vez", JAJAJAJA. Solo que esta si la continúo, Irene ;). Por cierto, sobre lo de D.A.L. no seguiré en ese blog, tenía otro más viejo y seguiré en ese. Haré una entrada en D.A.L. avisando y dándo el link, pero también lo subiré a Twitter. Un besazo a todas y muchas gracias por todo ;3

martes, 1 de enero de 2013

Capítulo 3-Papá.

-Hola, Papá-digo, sonriendo.
Mi padre me mira de arriba a abajo con los ojos muy abiertos.
-No me jod...
-¡PAPÁ!-exclamo, cortándole.
-¿Qué te han hecho? ¡¿Te han obligado?! ¿Ha sido Klider?-pregunta mi padre, alterado.
-¿Qué? ¡No, no! Klider solo atacaba las órdenes-le explico.
-Cretino.
-Papá, déjalo, ¿vale? Soy... Una tigresa y me gusta serlo.
-¡ENCIMA LE GUSTA SERLO! GENIAL, TENGO UNA HIJA TONTA.
-¡PUES ES LA ÚNICA QUE TIENES!-le grito, más que furiosa.
-No hubieras sido la única si tu madre hubiera aguantado en el parto.
-Pero no lo hizo, papá, y no te quejes que al menos tu hija no está por ahí con... ¡Yo que sé! Pero trabaja en lo que tu querías, ¿no?
-Mi hija es una... Un gatito, eso es lo que eres.
Bufó bien fuerte, haciéndo que mi padre retroceda unos pasos.
-Si fuera un gatito estaría jugando con un ovillo de lana-mascullo.
-Vale, ¿sabes qué? Déjalo.
-Vaya, mira quien se raja.
-Paym, déjalo.
-Vale, perfecto, ala, lárgate-abro la puerta, enfadada, esperando a que mi padre se marche. Sin embargo, Klider aparece, sonriente.
-Paym, ya tengo fecha para una reuni...
Mi padre le corta, con un buen puñetazo en la nariz. Durante unos segundos me doy cuenta de que mi padre me quiere y que entiendo que se haya enfadado, ya que no lo avisé. Pero, a pesar de todo, pegarle un puñetazo a Klider no es manera de arreglar las cosas.
-¡Papá, por favor!-me agacho al lado de Klider, que se ha acurrucado en el suelo, ya que ha recibo un buen puñetazo.
-¿Qué? Te ha transformado en eso, acatando órdenes o no. Mira, ahora me siento mejor.
No puedo evitar sonreír un poco. Mi padre y su carácter.
-Lárgate-le aviso.
-Vale, adiosito-abre la puerta y se va.
-Klider, ¿estás bien?
-Bueno, como una persona que acaba de recibir un puñetazo en la cara.
Río.
-¿Te llevo a la enfermería?
-Ni se te ocurra, ¿cómo explico que tu padre me ha pegado por convertirte en una tigresa?
-Con palabras.
-El mismo humor, ¿eh?
-Anda, levanta-digo, riendo.
Klider se levanta del suelo y le obligo a sentarse en la cama. Busco en un pequeño cajón que tengo y encuentro alguna que otra venda. Se la pongo en la nariz.
-Bueno, ¿y cuándo es la reunión?-pregunto, después de que la nariz haya dejado de sangrar excesivamente.
-Pasado mañana, después de tus pruebas. Ya nos enteraremos a que hora acaban mañana.
-Vale, perfecto.
-¿Ganas de saber que puedes hacer?-me pregunta Klider, contento.
-Sí-le respondo, con una sonrisa.
De repente, me fijo en el color de sus ojos. Azules. Sí, de un azul cielo. Vuelvo a sonreír, pensando en que el color de sus ojos concuerda con su aficción, volar.
-Bueno, eh, yo...-balbucea Klider, bajando la vista.
-Eh, sí,... ¿Vendrás a las pruebas mañana?
-Sí, lo intentaré.
-Vale.
Silencio.
-¡Hasta mañana!-Klider camina hacía la puerta de espaldas, mientras me mira.
-¡La puerta!-Klider se sobresalta y se da la vuelta justo a tiempo, antes de chocarse-.Ten cuidado con mi padre.
-Vale, sí, gracias. Nos vemos mañana.
-Sí, eh... ¿Dónde tengo que estar?-pregunto.
-Miljer vendrá a buscarte, saldremos al patio, supongo.
-Vale, adiós.
-Adiós.
Klider cierra la puerta y me acurruco en la cama, como un gato.